El rescate de Lu
En el bosque las noticias vuelan gracias a cientos de pequeñas y grandes aves que van por todos lados volando de aquí para allá y de regreso.
Fue así como Maclovio se enteró por una pequeña águila que Lu, una niña que vivía en la montaña con sus borregos, se había perdido.
Se sospechaba que Lu y sus borregos estaban atrapados en el castillo encantado, y que todos los intentos para rescatarla habían fracasado pues los valientes que se animaban a cruzar el bosque en tinieblas para llegar al castillo no habían regresado.
Maclovio fue corriendo a contar a sus amigos lo que había escuchado.
-Tenemos que ir a rescatarla –dijo valientemente Nonos
Pero Tomasa con voz temblorosa le contestó –pero pasar por el bosque en tinieblas es peligroso nadie regresa, no podemos ir ahí.
-¡Claro que podemos! dijo Pikos, yo escuché una vez a mi abuelo contar una historia de un joven valiente que cruzó el bosque y él decía que solo había que seguir las indicaciones del portero.
-¿Pero quién es ese portero? –preguntó Maclovio intrigado.
-No lo sé, -dijo Pikos- pero si ese joven pudo cruzar el bosque, nosotros también.
Nonos dijo –Yo iré, ¿quién va conmigo? –Maclovio y Pikos contestaron valientemente, -Yo también. Tomasa tenía miedo, pero a pesar de eso dijo –si van ustedes, yo voy.
Cada uno fue a su casa a preparar una mochila con cosas necesarias, manzanas, platanos, linternas, brújula y juntos comenzaron el viaje mientras el búho Bigboss los observaba.
Al llegar a la entrada del bosque en tinieblas un viejo armadillo salió de una cueva, todos se asombraron, ¡él era el portero!
–Si están dispuestos a cruzar el bosque en tinieblas unas instrucciones debo dar: Las risas extrañas no deberán escuchar, su paso firme será y no mirarán hacia atrás, y los dulces no probarán-.
El señor armadillo al terminar de decir las instrucciones regresó a su cueva y no volvió a salir, aunque Maclovio lo llamaba para preguntarle si Lu y sus borregos habían pasado por ahí.
-Comencemos a caminar- dijo Nonos, y todos estuvieron de acuerdo.
Después de un rato caminando, unas risas comenzaron a escucharse, eran contagiosas, pero no sabían de dónde venían, Maclovio sintió curiosidad por ir en busca de esas risas, pero Pikos lo detuvo –¡Recuerda las instrucciones, no debemos escucharlas, hay que obedecer!. Todos estuvieron de acuerdo y siguieron avanzando cuando de repente dejaron de escuchar las risas, y comenzaron a escuchar voces raras atrás de ellos, pero no podían ver hacia atrás así que siguieron adelante.
Y de pronto se encontraron unos deliciosos dulces que a Tomasa se le antojaron, pero, aunque quería ir a probarlos decidió seguir caminando pues tenía que obedecer las instrucciones.
Después de pasar todos los obstáculos llegaron al castillo encantado, comenzaron a buscar a Lu y la encontraron dentro del castillo, Lu saltó de gusto y corrió a abrazarlos mientras sus borregos saltaban de emoción. –Gracias por venir a rescatarme, solo los más obedientes podían cruzar el bosque en tinieblas y ustedes lo han logrado- les dijo emocionada.
-¿Pero cómo los más obedientes?, preguntó Nonos
- No lo sé, un búho vino a decirme que fuera paciente hasta que alguien obediente viniera a rescatarme
Nonos sonrió, porque conocía a ese búho y porque se sentía orgulloso de ser obediente.
Consejo de Bigboss: Recuerda que cuando obedeces, todo te sale mejor.
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